Autor: Omar Córdova
El hombre y su existencia se basan en la evolución del entendimiento de las partes que conforman su entorno, esta comprensión hace que la conducta sea un reflejo de las normas que rigen cierto grupo humano. Si hoy en día estamos inmersos en grandes ciudades colapsadas de personas es el resultado de millones de años de evolución, pero; ¿Es este modelo de vida globalizado y lleno de estímulos artificiales el que queremos que se aplique a todas las personas que habitan este planeta?
El ser humano pasó de vivir en cavernas a palacios gigantes y ahora en edificios de alturas inimaginadas. Para que esto pasara se necesito del ingenio de nuestra mente que es “más inteligente que la de las otras especies”. Esta necesidad de asentarse en un lugar y tener el dominio y la seguridad de las situaciones que nos rodean es algo inherente al hombre, los grados de complejidad son distintos pero la esencia sigue siendo la misma.
Partimos ubicándonos al lado de un rio, donde abunda el agua, necesidad básica, y abastece de vida a la naturaleza y su vegetación, Éufrates, Tigris, Támesis, Amarillo, Tajo, Danubio, Tiber, Sena, Omo, Nilo, Mississippi, Amazonas, Paraná-de
EL rio Támesis actualmente alberga a la ciudad de Londres, Inglaterra. La planificación urbana que ha tenido esta ciudad tiene un nivel de complejidad tan alto que cuesta identificar donde partió todo. Un caso más cercano es Buenos Aires, otra mega ciudad que se conforma gracias al Rio de
Ahora bien, en
Pero en el caso Mapuche prima la espontaneidad, o eso es lo que parece, porque estudios acabados respecto a los asentamientos y su orden no hay. Pero porque a pesar de no tener un orden visible de las viviendas, existía esta civilización sin mayores inconvenientes y vivían de manera pacífica?.
La cosmovisión mapuche tiene la misma idea de entender el entorno que otras civilizaciones prehispánicas, esa relación horizontal con la naturaleza que nunca se verticaliza. Para poder entenderse hay que primero estar en profundo contacto con el resto de los seres vivos que los rodean y con la naturaleza misma, no es el sujeto el que conoce al objeto sino que hay un dialogo entre ambos. A diferencia de la cultura occidental que busca de la manera más fría entender los fenómenos naturales y al objeto en cuestión, el Mapuche trata de resolver esos cuestionamientos comunicándose con su alrededor, conversando incluso con el resto de los seres vivos. No alardea de su capacidad intelectual ni de los logros que esto pueda traer.
La lengua mapudungun es el sustento de esta cultura, enmarca todo lo que acontece, a través de ella se comunican con sus Dioses, que no tienen genero y toman diferentes connotaciones dependiendo del momento del día, su principal aporte es quizás este, el Mapudungun; Lengua de
La vivienda mapuche, Ruka, se organizaba dentro de un gran predio que abastecía a la familia residente, así como esta habían muchas viviendas de acuerdo a los grupos familiares, cada grupo familiar tenía un representante que junto con otros se organizaban y hacían funcionar el orden entre uno y otro grupo. Estaban dispersos, si bien tenían el rio Bio-Bio como principal frontera y abastecedor a la vez, no generaron nunca un núcleo más denso. Tenían nociones de orientación, tal como las otras civilizaciones prehispánicas, el Sol era el astro más venerado y a él había que darle las gracias de la buena existencia y el buen pasar. La puerta de la vivienda incluso se ubicaba en la dirección del saliente del Sol. El este era el punto cardinal preferido junto con el sur, así es como los elementos más importantes de la vivienda se trataban de disponer hacia esas direcciones. El norte y el oeste eran lados malos, por ahí llegaban los vientos fuertes, los maremotos y se escondía el sol.
No hay que pedirle al mapuche un Machu Pichu, o una pirámide Azteca para poder ser reconocido por nuestra cultura actual, hay argumentos de sobra para respaldar su concepción de la vida, quizás sea esta manera de entender el entorno, tan espiritual y conectada con la naturaleza, que nunca realizaron mayores avances arquitectónicos o urbanísticos. Para ellos les era suficiente trabajar la tierra, vivir en familia y tener una vida espiritualmente tranquila.
Sus aspiraciones no eran la de ser un imperio y conquistar mas y mas tierras. Vivian de manera pacífica hasta que se les implanto una cosmovisión distinta de manera avasalladora y sin respeto que los obliga poco a poco a migrar a ciudades haciendo desaparecer esta cultura y manera de entender el mundo única. Nos hace falta, dentro de este mundo acelerado y estresado, sentarse a contemplar los elementos naturales que nos rodean, los paisajes que no tienen ninguna intervención humana, los paisajes que son de verdad, esos que poco a poco estamos matando.
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